Tras los atentados del pasado día 7 en Londres, el Gobierno británico anunció ayer varias medidas contra los radicales islámicos que fomenten el terrorismo mediante sermones, portales de Internet o la publicación de artículos incendiarios. En una declaración ante la Cámara de los Comunes, el ministro británico del Interior, Charles Clarke, precisó que se creará una lista internacional de extremistas que demuestren un «comportamiento inaceptable» dirigido a promover actos terroristas.
Clarke informó de esa iniciativa después de que el primer ministro británico, Tony Blair, revelara también ante el Parlamento que estudia la posibilidad de convocar una conferencia internacional de países afectados por el radicalismo islámico. Según Blair, esa reunión perseguiría el objetivo de «adoptar una acción concertada en todo el mundo para intentar arrancar de raíz la enseñanza de ese extremismo».
Por su parte, Clarke indicó que la citada lista de radicales forma parte de la nueva Ley Antiterrorista que prepara el Gobierno en respuesta a los recientes ataques suicidas contra el metro y un autobús de Londres, que causaron al menos 56 muertos y 700 heridos.
La futura ley, cuya tramitación parlamentaria se acometerá en octubre, creará tres nuevos delitos: la preparación de actos terroristas, la incitación indirecta al terrorismo y el ofrecimiento o recepción de entrenamiento terrorista.
La elaboración de la lista de radicales, explicó, correrá a cargo de los ministerios del Interior y Asuntos Exteriores y de los servicios de espionaje, que recopilarán información sobre sospechosos de «todo el mundo». Se trata, precisó el titular de Interior, de «establecer una base de datos completa de individuos que han demostrado un comportamiento sospechoso».
Además, el ministro advirtió de que la nueva ley antiterrorista otorgará poderes al Gobierno para, bien prohibir la entrada de extremistas a este país, bien deportar a los radicales que ya residan en el Reino Unido. Clarke anunció estas medidas después de que el clérigo radical de origen sirio Omar Bakri Mohamed, residente en Londres, culpara al Gobierno y al pueblo británicos de los atentados del 7-J.