La policía israelí desalojó a unos cien activistas de la derecha nacionalista que se habían atrincherado en un hotel del bloque de asentamientos de Gush Katif (al sur de la franja de Gaza), en una operación que se considera el preludio de la retirada de Israel de esa zona, a partir del próximo 15 de agosto.
Al grito de «Los judíos no expulsan a los judíos», salieron esta tarde del hotel Palm Beach los últimos ultraderechistas que durante dos semanas mantuvieron un encierro en protesta por el Plan de desconexión, impulsado por el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, y por el que se desmantelarán los 21 asentamientos judíos de Gaza y otros cuatro en el norte de Cisjordania.
Entre ellos se encontraban muchos colonos jóvenes y mujeres, y también familias completas con bebés, que almacenaron comida en el hotel, cuyas instalaciones rodearon con alambre de espino.
Unos 2.000 agentes de la Policía y de la Guardia de Fronteras israelí participaron en la operación de evacuación, que duró 40 minutos.
Las fuerzas de seguridad rodearon durante la mañana el hotel, después de que ayer, miércoles, el Ejército declarara el lugar «zona militar cerrada» y poco después comenzó el desalojo.
Algunos colonos abandonaron las instalaciones voluntariamente, mientras que otros tuvieron que ser arrastrados por los agentes que avanzaron cuarto por cuarto por las 140 habitaciones del hotel, que los colonos han bautizado como «El fuerte del mar».
Los agentes rompieron puertas y corrieron por los pasillos tras los colonos más renuentes a ser desalojados, aunque la mayoría de ellos permanecían en el comedor central con las manos esposadas uno a otro.
Poco antes del asalto, los colonos dijeron en un comunicado que su actitud va en contra de cualquier acción violenta y sólo utilizarán medios pacíficos para ofrecer resistencia.