El ex dictador chileno Augusto Pinochet fue hospitalizado ayer por algunas horas tras sufrir un aparente deterioro de su salud que coincide, como otras veces, con la proximidad de resoluciones judiciales que le afectan.
Según sus allegados, el general, de ochenta y nueve años, presentó algunos «síntomas preocupantes» en su finca costera de «Los Boldos», a 130 kilómetros de Santiago, por lo que se determinó trasladarle al hospital militar, al que ingresó unas horas más tarde de la hora del almuerzo. Específicamente el ex gobernante de facto (1973-1990) tuvo un leve desvanecimiento, dijeron fuentes de su familia.
«No es nada crítico, en este momento está siendo examinado por los médicos», dijo el general retirado Guillermo Garín, portavoz de la familia, al confirmar el ingreso de Pinochet al sanatorio castrense.«Nada crítico, por decirlo así; no quiero decir nada grave porque para él cualquier cosa es grave, por sus casi noventa años y con todos los males que tiene», añadió.
Pinochet fue sometido a una evaluación a causa de una «crisis isquémica transitoria», dijeron posteriormente las autoridades del hospital, que determinaron darle de alta al término de los exámenes.
La isquemia, una afección frecuente entre las personas ancianas, consiste en un desequilibrio entre el flujo de sangre y la demanda de energía de parte del corazón, el cerebro u otros órganos, según los médicos.
El comandante del Ejército, Juan Emilio Cheyre, confirmó a los periodistas que se trataba de un cuadro isquémico, antes de partir hacia el volcán Antuco, a 500 kilómetros al sur de Santiago, donde murieron cinco reclutas y cerca de un centenar de soldados están desaparecidos tras ser sorprendidos por una ventisca de nieve en la cordillera de Los Andes.
La hospitalización de Pinochet coincide casualmente con la vista, en la Corte de Apelaciones, de la petición de desafuero en su contra en el marco de la investigación sobre el origen de su fortuna, que está a cargo del juez especial Sergio Muñoz.