ALMAZ ALSÀNOV-BISHKEK
La crisis política kirguís se encauzó por la senda institucional
con la legitimación del nuevo Parlamento y la elección como
presidente del nuevo Legislativo del líder del Partido Socialista,
Omurbek Tekebáyev, partidario de negociar la renuncia del derrocado
presidente del país, Askar Akáyev. El presidente del Tribunal
Constitucional de Kirguizistán, Tuigunnali Abdraímov, declaró que
el nuevo Parlamento unicameral es «legítimo» y anunció que los
litigios por 14 de los 75 escaños del Legislativo serán resueltos
en «las próximas dos semanas». Kurmanbek Bakíyev, líder de la
revuelta que derrocó el pasado día 24 al presidente kirguís, Askar
Akáyev, también dio carta de legitimidad al nuevo Parlamento al
afirmar que las irregularidades en las elecciones parlamentarias no
hacen tabla rasa de toda la actividad del Legislativo. «No creo que
haya habido ilícitos en las 75 circunscripciones electorales», dijo
Bakíyev al referirse a los comicios para elegir el Parlamento que
sustituye el antiguo legislativo bicameral.
Las declaraciones de Bakíyev suponen un espaldarazo al nuevo Parlamento, sobre todo si se toma en cuenta que fue la Asamblea Legislativa o cámara baja del antiguo legislativo la que el sábado pasado lo nombró primer ministro y presidente interino de Kirguizistán. En otro paso para evitar el agravamiento de la situación en este país centroasiático de poco más de cinco millones de habitantes, los diputados de la Asamblea Legislativa (del viejo Parlamento) suspendieron sus labores.
El nuevo Parlamento de Kirguizistán ha creado una comisión para negociar con el derrocado presidente de país, Askar Akáyev, anunció Tekebáyev. En rueda de prensa, el presidente del Legislativo dijo que Akáyev «formalmente sigue siendo el presidente de Kirguizistán».