La Reserva Federal continuó ayer con los ajustes mesurados de su política monetaria y decidió aumentar un cuarto de punto porcentual los tipos de interés, pero por primera vez en años expresó su preocupación por las presiones inflacionarias. El Comité de Mercado Abierto del banco central, que fija la política monetaria, en una decisión unánime subió del 2,5 al 2,75% el tipo de interés interbancario, y del 3,5 al 3,75% el de descuento que cobra a los bancos por sus fondos.
La Reserva señala que «su política monetaria sigue siendo acomodaticia y, acompañada por un robusto crecimiento de la productividad, provee sustento a la actividad económica». «La producción, evidentemente, sigue creciendo a un ritmo sólido a pesar del aumento en los precios de la energía y las condiciones del mercado laboral siguen mejorando gradualmente», añadió.
Pero la Reserva agregó que «si bien las expectativas de inflación a largo plazo siguen bien contenidas, las presiones sobre la inflación han aumentado en meses recientes, y es más evidente el poder de los precios». Esta frase acentuó la preocupación de los inversores, que creen que la Reserva puede abandonar su política de ajustes mesurados hacia junio o julio mediante mayores aumentos de las tasas de interés si la inflación se acelera.
En los últimos doce meses hasta febrero ese índice ha subido el 4,7 por ciento, dato que, divulgado por el Departamento de Trabajo, se suma a otros indicios de aumentos de precios. Si se excluyen los precios de la energía y los alimentos, que son los más volátiles, en un año el IPP ha subido el 2,8%, el mayor aumento en nueve años.