EP/AP-PARÍS
El transporte público quedó prácticamente paralizado ayer en toda
Francia en protesta por la negativa del gobierno a mantener la
semana laboral de 35 horas, precisamente cuando llegan de visita
los inspectores olímpicos para evaluar las aspiraciones de París de
organizar los juegos del 2012.
La huelga comenzó durante la hora punta de la tarde del miércoles y se prolongará hasta las primeras horas de mañana. El 80% de las líneas ferroviarias suburbanas que une París con los suburbios y el 75% de las del metro en la capital quedaron interrumpidas, algunas de las líneas paralizadas por completo.
En el resto de Francia, 55 ciudades sufrieron interrupciones en el transporte público y en la Costa Azul, Niza se quedó sin servicio de autobuses.
En otras partes, los viajeros tuvieron que apretujarse en los pocos medios de transporte público que aún funcionaban y en París, muchos residentes recurrieron a sus bicicletas para llegar al trabajo, pese al clima frío y la lluvia.
En el aeropuerto de Orly, al sur de París, sólo funcionaron el 25% de sus vuelos, en tanto que el de Roissy-Charles de Gaulle, al norte de la capital francesa, funciona al 75%, según Aeropuertos de París (ADP), la sociedad que los gestiona. En Roissy funcionaban 38 llegadas y 40 salidas de vuelos por hora, mientras que en Orly están garantizadas sólo 25 llegadas, según ADP.
Sin embargo, el servicio de autobuses de París siguió funcionando, aunque más de 12 líneas tuvieron que desviar su recorrido habitual debido a las protestas callejeras y manifestaciones.
Los sindicatos convocaron ayer al mediodía una gran manifestación en el centro de París en defensa de la semana laboral de 35 horas y contra la actual política económica que practica el gobierno.