El primer ministro de Israel, Ariel Sharón, afirmó ayer que Israel vive «un momento crucial» para la paz tras la cumbre de Sharm el Sheij en Egipto, con la que se «abre una nueva era», porque «introduce oportunidades para la paz y seguridad en Oriente Medio».
Reconoció que atraviesa «el momento más difícil» de su mandato a causa del descontento entre la ultraderecha israelí por su plan de desconexión de Gaza, y que «hará todo lo posible para impedir una quiebra en el país».
Sin embargo llevará a cabo la retirada de Gaza, a pesar de las «amenazas intolerables» incluso personales, porque así lo pactó con el presidente de EEUU, George W.Bush con importantes ventajas para Israel en tiempos en que no existía interlocutor válido.
Los refugiados palestinos sólo podrán regresar al Estado palestino; los asentamientos con gran población formarán parte del Estado judío en un futuro; el derecho de autodefensa de Israel y nadie podrá imponer ningún plan político a Israel que no sea la Hoja de Ruta.Explicó que «aún no estamos en la Hoja de Ruta. Una vez que los palestinos cesen el terrorismo y la incitación a la violencia y las reformas se lleven a cabo, entonces podremos comenzar la Hoja de Ruta. Lo que hacemos ahora es allanar la vía para la Hoja de Ruta».
Por otra parte, representantes de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) llegaron ayer a un acuerdo para la transferencia del control de la ciudad de Jericó a organismos palestinos de seguridad.
El traspaso, previsto para ayer, había quedado en suspenso anoche, a raíz de divergencias técnicas entre las dos partes. Y mientras tanto, continúa la violencia. Soldados israelíes mataron ayer a dos palestinos cuando se aproximaban armados a un asentamiento judío en Cisjordania, informaron fuentes militares.