EFE-CIUDAD DEL VATICANO/BAGDAD
El obispo católico caldeo iraquí Basile Georges Casmoussa fue
secuestrado ayer en la ciudad norteña iraquí de Mosul, según
confirmó el Vaticano, que exigió la inmediata liberación del
prelado. «Nos ha llegado la noticia del secuestro del arzobispo
sirio católico de Mosul, monseñor Basile Georges Casmoussa. La
Santa Sede deplora en el modo más firme este innoble acto
terrorista y pide que ese digno pastor sea de manera inmediata
devuelto, ileso a su ministerio», afirmó el portavoz vaticano,
Joaquín Navarro Valls, en un escueto y firme comunicado.
Casmoussa, de 67 años, nació en la localidad de Karakoche (Mosul). Fue ordenado sacerdote en 1962 y fue consagrado obispo en 1999. Los cristianos en Irak son unos 800.000, casi el tres por ciento de los 22 millones iraquíes.
Los católicos caldeos son la mayoría, casi el 70 por ciento de esos 800.000. La sede del Patriarcado Caldeo está en Bagdad, donde vive la comunidad más numerosa (350.000 de los casi 600.000 católicos caldeos iraquíes). Por otra parte, al menos 22 personas murieron ayer en dos ataques contra la Guardia Nacional y la policía iraquí en Baquba y Baiji, en una nueva jornada de violencia en el país árabe, cuando se aproximan las elecciones del 30 de enero.
Al menos 10 personas murieron cuando los insurgentes detonaron un coche bomba conducido por un suicida contra el cuartel general de la policía en la ciudad de Baiji, y otros ocho soldados iraquíes fallecieron por los disparos de extremistas en un punto de control cerca de la localidad de Baquba.
Testigos dijeron que vieron cadáveres calcinados en el complejo de Baiji, una ciudad que vive de las refinerías de petróleo en el triángulo sunita al norte de Bagdad. Un agente de policía dijo que al menos 20 personas resultaron heridas, la mayoría de ellos policías.