El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, considera que su triunfo en las elecciones del pasado noviembre representa un apoyo popular a su política en Irak, en una entrevista que publicó ayer el diario «The Washington Post». Bush no ve razones para responsabilizar a ningún funcionario o miembro de su gobierno por errores en la planificación o la gestión de la posguerra. «Tuvimos un momento de rendir cuentas, y ese momento se llama elecciones de 2004», explicó el presidente, quien agregó que «el pueblo estadounidense escuchó las distintas opiniones sobre lo que estaba ocurriendo en Irak, examinó a los dos candidatos y me eligió a mí».
En la entrevista de 35 minutos, previa a su ceremonia de investidura el próximo jueves en el Capitolio, Bush no quiso dar pistas acerca de cuándo podrían retirarse las tropas estadounidenses destacadas en Irak, en la actualidad unos 150.000 soldados.
En dos ocasiones a lo largo de la conversación el presidente rechazó confirmar las declaraciones del secretario de Estado, Colin Powell, esta semana en las que indicaba que el número de tropas podría recortarse a lo largo de este año.
«Cuanto antes estén preparados los iraquíes, bien preparados y equipados para combatir, antes podrán empezar a regresar a casa nuestras tropas», declaró Bush. En cambio, el presidente sí aseguró que no pedirá al Congreso que aumente el tamaño de las Fuerzas Armadas o de la Guardia Nacional, como han pedido algunos legisladores.