FRANCE PRESS-SAMARRA
Más de 40 personas, entre ellos 34 miembros de las fuerzas del
orden, murieron ayer en diversos atentados en Irak, donde la
campaña preelectoral para los comicios del 30 de enero se está
viendo salpicada de ataques contra candidatos. La oleada de
atentados de ayer se produjo pocas horas después de que el líder de
la red terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden, pidiera a los iraquíes
que boicotearan los comicios y ataquen a quienes colaboren con los
«ocupantes», incluido el «apostata» Gobierno interino, encabezado
por el primer ministro, Iyad Alaui.
En total, 42 personas, además de un kamikaze, murieron en una serie de ataques en Bagdad y al norte de la capital, según la policía. Al menos 32 policías o guardias nacionales murieron en esta ola de violencia en la que varios puestos de policía fueron atacados.
En Estados Unidos, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, declaró que la violencia proseguirá después de las elecciones generales. «Los rebeldes están determinados a que no se establezca un gobierno representativo. Quieren una vuelta a la tiranía y por eso la insurrección va a continuar y deberá ser combatida por las fuerzas de la coalición», declaró.
Powell instó a los suníes iraquíes a votar en las elecciones. El Partido Islámico Iraquí, el más importante partido suní del país, anunció que se retiraba de la carrera electoral por considerar que la violencia impide un desarrollo sereno de los comicios.
Esta decisión refuerza las posibilidades de un boicot de los suníes, al que llamó el influyente Comité de los Ulemas. «Si (los suníes) no participan en las elecciones, se privan ellos mismos de la oportunidad de expresarse sobre el futuro de su país», estimó Powell.
En el terreno, seis guardias nacionales murieron en un atentado suicida en Baaquba. «Seis guardias murieron y otros 18 resultaron heridos cuando un vehículo conducido por un kamikaze explotó en medio de un grupo de esta fuerza» en el suroeste de Baaquba», declaró un médico del hospital de esta ciudad.