El Gobierno y el Ejército chilenos afinan detalles del funeral de Augusto Pinochet, después que éste sufriera hace una semana un accidente cerebrovascular por el que estuvo cinco días hospitalizado, informó ayer el diario La Tercera.
Las características del accidente vascular, el más grave que ha sufrido el general en retiro de 89 años, determinaron que el jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, contactara con La Moneda para advertirles sobre un «desenlace imprevisible», según el diario.
«El general Cheyre, tras enterarse en el Hospital Militar de la evolución de Pinochet, se comunicó con el ministro de Defensa, Jaime Ravinet, y con el secretario general (portavoz) de Gobierno, Francisco Vidal, para advertirles sobre un eventual desenlace fatal», consigna el diario.
Agrega que aunque el ex dictador (1973-1990) superó el problema y fue dado de alta el miércoles pasado, «el Ejército y el Gobierno debieron revisar los planes contemplados para su muerte».
El matutino afirma, citando fuentes del Ejecutivo que no identifica, que el presidente Ricardo Lagos ya definió que no habrá honores de Estado para Pinochet y que él no asistirá a la ceremonia ni decretará duelo oficial.
Pinochet sólo recibiría honores militares y sus restos serían incinerados. «Si ése es el caso, la ceremonia se efectuará en uno de los cinerarios autorizados de Santiago. El ritual contempla que el féretro de Pinochet, una vez en el cementerio, sea cubierto con la bandera nacional, que luego le será entregada a su esposa Lucía Hiriart», afirma el periódico.
Recuerda que la forma en que Pinochet debe ser enterrado ha sido preparada en varias ocasiones en los últimos quince años, y «se fue acomodando a medida que Pinochet fue desprendiéndose de sus cargos».