Dos atentados suicidas con coches bomba mataron ayer al menos a 62 personas cerca de los santuarios más venerados por los chiíes iraquíes en Nayaf y Kerbala, mientras no cesa la violencia en el frente suní, en plena campaña electoral.
El ataque más sangriento fue perpetrado en Nayaf, 180 kilómetros al sur de Bagdad, donde al menos 48 personas murieron y un centenar resultaron heridas, varias de ellas de gravedad, según fuentes hospitalarias citadas por la televisión local «Al Iraqiya».
La explosión se registró a las 12.30 GMT en la calle Al Sudeir, a escasos 300 metros del mausoleo del Imam Ali, el templo más sagrado del mundo para los chiíes. «Numerosos cuerpos se veían por el lugar, algunos de ellos completamente destrozados, y muchas ambulancias transportaban a decenas de personas a los hospitales», dijo Ammar Yusef, un ciudadano chií de Nayaf.
Unas dos horas más tarde, otra explosión causó al menos 14 muertos en una estación de autobuses en Kerbala, unos 100 kilómetros al sur de Bagdad y a unos 50 kilómetros al norte de Nayaf.
Según los testigos, un conductor suicida intentó primero lanzar su coche contra un centro de reclutamiento policial en Kerbala, pero al encontrar las calles bloqueadas cambió de rumbo y se dirigió a la estación de autobuses, donde detonó su carga letal. La estación de autobuses está situada a unos 150 metros de mausoleo de Abbas, otro santuario venerado por los chiíes.
Ningún grupo ha asumido la autoría de estos ataques, aunque el gobierno iraquí y responsables de EE UU han acusado a organizaciones violentas supuestamente vinculadas con Al Qaeda de intentar sembrar la semilla de un conflicto entre los suníes y los chiíes.