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Bush endurece su gabinete al elegir a Condoleezza Rice para sustituir a Powell

Será la primera mujer de raza negra al frente de la diplomacia de Estados Unidos

CARLOS LÓPEZ/RAFAEL CAÑAS-EPR/EFE
La designación ayer de la asesora en materia de Defensa Nacional, Condoleezza Rice, como candidata a la secretaría norteamericana de Estado hace prever, como ya se intuía, que la nueva Administración del reelegido presidente estadounidense, George W. Bush, pondrá como eje de su política exterior la seguridad interior del país por encima de la altruista búsqueda de la estabilidad mundial.

Tras concluir las elecciones de noviembre con la sensación de que la campaña electoral había puesto de relieve la fuerte polarización de la sociedad estadounidense y escuchar los mensajes conciliadores de los líderes políticos en búsqueda de la unidad del país, el nombramiento de Rice pone de relieve el endurecimiento en materia de política exterior que la Administración Bush impondrá en la próxima legislatura.

La renuncia anunciada el lunes del secretario de Estado, Colin Powell, calificado como la 'paloma' de la diplomacia estadounidense ha puesto fin a una etapa de cuatro años de política exterior de contención tras el nombramiento de Rice, una fiel seguidora de las consignas de Bush que la han llevado a protagonizar numerosos encontronazos con la opinión pública estadounidense.

La decisión de Bush pone fin a las conocidas divergencias mantenidas hasta ahora entre el Departamento de Estado y la Casa Blanca. Mientras que Powell pese a presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU su propuesta para lograr apoyos en la invasión a Irak por su posesión de armas de destrucción masiva -que luego se reveló falso-, había advertido a Bush de los riesgos de llevar a cabo dicha invasión, Rice mostró siempre un ciego apoyo a las tesis del presidente.

«Condi Rice es la persona adecuada para esos retos», afirmó Bush al realizar el anuncio en la Casa Blanca. Bush destacó que en los últimos años ha confiado en el consejo y el «juicio firme y sólido» de Rice, quien durante el primer mandato del presidente asumió un protagonismo inusual en la fijación de la política exterior de EEUU, por encima incluso del secretario de Estado saliente, Colin Powell.

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