EFE-PARÍS/DAKAR
Francia reforzó ayer su dispositivo militar en Costa de Marfil, al
tiempo que intenta bajar la tensión con el Gobierno del presidente
Laurent Gbagbo, para evitar que degenere la violencia contra los
franceses residentes en el país. Unos 700 militares franceses y un
escuadrón de gendarmes fueron llegando a lo largo del día a Costa
de Marfil para apoyar a los 4.000 que ya estaban presentes en el
dispositivo «Licorne», que tenía la misión de interponerse entre
las fuerzas de Gbagbo y los rebeldes que controlan el norte del
país.
Desde la capital de Gabón, Libreville, se desplazaron 300 soldados, a los que se sumaron otros 300, y unos 60 gendarmes, que partieron de la base militar de Istres (sureste de Francia). «Estos refuerzos permitirán proteger a los ciudadanos franceses y extranjeros frente a las agresiones de grupos compuestos en particular de saqueadores y jóvenes incontrolados», explicó en un comunicado el Ministerio, que insistió en que tomaba las decisiones de su despliegue «de acuerdo con las fuerzas de seguridad marfileñas».
Esta voluntad de bajar la tensión con Gbagbo y sus seguidores quedó patente en las palabras del ministro francés de Exteriores, Michel Barnier, que insistió en que «Francia no está de ninguna manera para desestabilizar Costa de Marfil».
Por otro lado, los 34 soldados franceses que resultaron heridos el sábado en el ataque realizado por tropas de Gbagbo fueron evacuados de la ciudad marfileña de Bouaké, y debían llegar a París hoy por la mañana, indicó Alliot-Marie. Los cuerpos de los nueve militares franceses que murieron en ese ataque también llegarán a París hoy y se prevé la celebración de un entierro nacional en los Inválidos el próximo miércoles.