El Reino Unido ha aceptado una petición de Estados Unidos y desplegará unos 850 soldados cerca de Bagdad, aunque esta fuerza permanecerá bajo mando británico, según confirmó ayer en el Parlamento el ministro de Defensa, Geoff Hoon. En una declaración en la Cámara de los Comunes, Hoon dejó claro que la decisión está justificada militarmente y entraña un «nivel aceptable de riesgo», y recalcó que la misión tendrá una duración limitada, «de semanas y no meses».
«Quiero recalcar -dijo- que es una petición militar y ha sido considerada y aceptada desde el punto de vista operativo tras una minuciosa evaluación militar por los jefes del Estado Mayor». La medida ha causado una gran polémica en el Reino Unido, pues algunos diputados han acusado al Gobierno de querer ayudar al presidente de EEUU, George W. Bush, en las elecciones de noviembre. Según el titular de Defensa, el despliegue es «una parte vital del proceso de crear las condiciones adecuadas para que las elecciones iraquíes se celebren en enero».
Es correcto que el Reino Unido ayude a conseguir un futuro próspero y seguro para los iraquíes, añadió. La fuerza que se planea desplegar, que seguirá, según precisó, bajo mando directo británico del general Bill Rollo, es el batallón «Black Watch», actualmente en su base de Basora (en el sur de Irak). Los soldados de ese batallón serán enviados a una zona controlada por la Fuerza Multinacional para relevar a las fuerzas estadounidenses que operan allí.