Al menos seis soldados estadounidenses y once policías iraquíes han muerto en diferentes incidentes, en un inicio del mes sagrado musulmán del ayuno, o Ramadán, caracterizado en por la persistencia de la violencia en Irak.
Además, al menos siete civiles perdieron la vida en bombardeos de la aviación estadounidense sobre la ciudad rebelde de Faluya, y otro falleció a causa de un ataque con morteros contra la zona de Bagdad donde los milicianos chiíes entregan las armas al Gobierno interino.
Faluya volvió a ser ayer testigo de los intensos bombardeos de EU UU contra los barrios de Al-Shuhada y Al-Askary, tras una madrugada plagada de ataques de los F-16 norteamericanos contra inmuebles del noroeste de la ciudad, que causaron tres víctimas mortales y cinco heridos.
Según fuentes del hospital general, al menos cuatro personas, entre ellas una mujer y una niña, fallecieron en el ataque matutino, que según el mando militar del Pentágono en Bagdad perseguía «objetivos precisos» utilizados por los terroristas fieles al prófugo jordano Abu Musab al-Zarqaui.La violencia que no cesa en Irak centró las críticas del secretario general de la ONU, Kofi Annan, y fue también el blanco de las críticas de decenas de miles de manifestantes en Londres.
En una entrevista con la cadena de televisión británica ITV, Annan sugirió que la guerra de Irak ha traído más inseguridad: «no puedo decir que el mundo sea más seguro si se considera la violencia que nos rodea, cuando miramos alrededor y vemos los atentados terroristas y lo que está ocurriendo en Irak».
Annan dijo que la comunidad internacional «tiene mucho trabajo por delante para intentar hacer el mundo más seguro». En Londres, decenas de miles de personas se manifestaron para protestar contra la violencia y la ocupación en Irak, convocadas por el grupo «Stop the War» (Parad la guerra) y Paul Bigley, hermano de Kenneth Bigley, secuestrado y asesinado la pasada semana en el país árabe.