La decisión del Tribunal Supremo italiano de absolver hoy al ex primer ministro Giulio Andreotti cierra un capítulo de la historia judicial del país y supone una rehabilitación de la imagen de uno de los políticos más poderosos y representativos de la segunda mitad del siglo XX.
La sala segunda del Supremo ratificó la sentencia emitida en mayo de 2003 por el de apelación de Palermo (isla de Sicilia) por la que se consideran prescritos los hechos presuntamente delictivos atribuidos por los fiscales a Andreotti hasta 1980 y se le absuelve por los posteriores, aunque le condena a pagar los costes de todo el proceso, iniciado en 1993.