Charles Duelfer, un reputado experto sobre cuestiones de armas que trabajó para la ONU, señaló que el programa de fabricación de armas iraquí estaba asimismo menos avanzado en 2003, cuando comenzó la guerra, que cuando abandonó Irak con los otros inspectores de la ONU este año.
La capacidad nuclear de Irak, lejos de ser reconstruida como dijo Washington con insistencia antes de la invasión del país, «se degradaba en lugar de mantenerse» y se habrían necesitado varios años de trabajo para levantarla, afirmó por su parte un alto funcionario estadounidense que quiso mantenerse bajo el anonimato.
El ex presidente iraquí Sadam Husein deseaba conservar «el capital intelectual» adquirido en los años del desarrollo de las armas de destrucción masiva (ADM), pero estaba más preocupado por el levantamiento de las sanciones contra su país, lo que necesariamente implicaba el abandono de cualquier programa, afirma el informe.
La presencia de ADM fue la principal justificación dada por el Gobierno de George W. Bush para lanzar la guerra en Irak. Deufler presentó su informe ayer ante el Congreso. No obstante, el equipo de inspectores estadounidenses descubrió este año un intento llevado a cabo por los rebeldes iraquíes para fabricar armas químicas, pero ese plan pudo frustrarse, agrega el informe.
El alto responsable estadounidense indicó bajo el anonimato que las fuerzas norteamericanas descubrieron, tras una incursión en marzo en Bagdad, un intento de producir ricina, un veneno vegetal de bajo coste y fácil de producir que puede ser muy tóxico. «Procedimos a continuación a numerosas incursiones y acumulamos elementos de información en dos o tres meses», explicó, al referirse a que fuerzas anti estadounidenses tuvieron una «voluntad activa de producir armas químicas».Mientras, el presidente estadounidense, George W. Bush, reafirmó ayer que Husein representaba un peligro porque podía proporcionar armas de destrucción masiva e informaciones para fabricarlas a terroristas. «Había un riesgo, un riesgo real, de que Sadam Husein entregara armas de destrucción, elementos (para fabricarlas) o información a redes terroristas. En el mundo después del 11 de septiembre (de 2001) es un riesgo que no podíamos tomar», afirmó Bush durante un discurso en Wilkes-Barre (Pensilvania, este).