EFE-WASHINGTON/LONDRES
El Gobierno del presidente estadounidense George W. Bush, acosado
por la oposición demócrata por el caos de la posguerra en Irak, se
ha embarcado en una campaña para convencer a la opinión pública de
que los esfuerzos de reconstrucción y estabilización van por buen
camino.
En el marco de esa campaña de persuasión y cuando restan menos de seis semanas para los comicios presidenciales en EEUU, Powell y el general John Abizaid, jefe del Mando Central en Irak, acudieron ayer a los programas de la televisión estadounidense para calmar los temores sobre la situación iraquí.
Estados Unidos realizará «esfuerzos políticos, militares y diplomáticos en los próximos meses» para retomar el control en todo el territorio iraquí, «porque nuestra meta es que se celebren las elecciones», dijo Powell durante un programa de la cadena CNN, aunque admitió que en algunas zonas de Irak no será posible celebra comicios.
Asimismo, Powell explicó que Estados Unidos apoya la idea de celebrar una cumbre regional, posiblemente para finales de octubre o noviembre próximo, para impulsar el proceso electoral en Irak.
Esa cumbre, que podría tener lugar en El Cairo, reuniría a representantes de los ocho países más industrializados del mundo (G-8) y de las naciones de la zona en conflicto, entre ellas Irán y Siria.
El objetivo sería recabar más apoyo de la comunidad internacional para Irak, en un esfuerzo parecido a la cumbre de donantes celebrada en Madrid en octubre de 2003.
También en programas de la cadena FOX y ABC, el jefe de la diplomacia estadounidense reiteró el mensaje único que ha mantenido el gobierno de Bush durante esta semana: Estados Unidos no permitirá que la insurgencia logre torpedear el proceso electoral en Irak.