La ola de violencia prosiguió ayer imparable en Irak con la muerte al menos cuarenta personas en un atentado suicida contra la policía en Kirkuk, bombardeos norteamericanos en Faluya, explosiones y más acciones suicidas en Bagdad, varias de la s cuales se ha atribuido Al Qaeda.
Según el doctor Shaker Alainachi, portavoz del ministerio de Sanidad, el ultimo recuento del ataque con coche bomba de frente al cuartel de la Guardia Nacional de Kirkuk, en el norte de Irak, elevaba a primera hora de la tarde a 19 el número de muertos, y a 39 el de heridos. «Al parecer, un conductor suicida se empotró contra la fila de hombres que esperaban su turno para entrar al cuartel y rellenar solicitudes de trabajo en ese cuerpo policial».
El atentado de Kirkuk se produjo después de que al menos cinco personas perdieran la vida y otras cinco resultaran heridas en un nuevo ataque aéreo del Ejército estadounidense por la noche contra Faluya, al oeste de Bagdad.
Por lo que respecta a Bagdad, la jornada se iniciaba esta mañana con fuertes explosiones que, según el canal de televisión árabe Al Arabiya, costaron la vida a dos personas, sin que la fuente precisara el origen de los estallidos.
Pero la espiral de violencia prosigue. Al menos dos guardias nacionales iraquíes perdieron la vida y cinco soldados norteamericanos resultaron heridos en un ataque con coche bomba contra un convoy militar en la carretera que conduce al aeropuerto de Bagdad.
En otro ataque con coche bomba murieron dos soldados estadounidenses y otros ocho resultaron heridos. Los soldados se dirigían al lugar donde había explotado otro coche bomba cuando se produjo el ataque. La deflagración destruyó tres vehículos norteamericanos.