En plena ofensiva electoral, el presidente de EEUU, George W. Bush, ha admitido por primera vez que hubo «errores de cálculo» sobre la posguerra en Irak, pero ha insistido en que ha tomado medidas para afrontar la situación.
Bush, que ha lanzado una ofensiva electoral previa a su llegada a la Convención Republicana de la próxima semana, ha emprendido también una iniciativa mediática, con varias entrevistas a diarios como «The New York Times» y «USA Today», a fin de tratar de acercarse a los votantes moderados.
Las entrevistas se producen en medio de una serie de visitas a estados donde Bush está prácticamente empatado con su rival demócrata, John Kerry, y donde el presidente buscará el voto moderado e independiente.
En una entrevista que publicó ayer «The New York Times», Bush reconoce por primera vez que hubo «errores de cálculo» acerca de cómo sería la posguerra en Irak, tras una victoria rápida sobre las fuerzas de Sadam Husein.
Bush admite que ni él ni sus asesores habían previsto un desmoronamiento tan rápido del régimen de Sadam Husein, que posteriormente facilitó el actual grado de oposición armada a la presencia estadounidense en el país ocupado.
Según las cifras oficiales, las tropas de EEUU han sufrido 967 muertos desde el inicio de la guerra en Irak, la mayoría de ellos después de que Bush anunció el 1 de mayo de 2003 el final de la fase principal de operaciones.
Bush insiste en que su estrategia ha sido «suficientemente flexible» para tener en cuenta la situación en Irak.
Cita como ejemplo el caso de Nayaf, donde explica que «estamos ajustando nuestras condiciones», en alusión al acuerdo propiciado por el ayatolá Alí al Sistani para que los dos bandos enfrentados -la milicia del clérigo radical Muqtada al Sadr y los soldados de EEUU- abandonen la ciudad.
Pero Bush se negó a entrar en más detalles sobre los errores cometidos durante la invasión y ocupación de Irak, ya que es algo que, en su opinión, deben juzgar los historiadores, pues él no piensa ponerse «en el diván» para repensar sus decisiones.