British Airways (BA), segunda aerolínea de Europa, canceló ayer 31 vuelos con origen y destino en el aeropuerto londinense de Heathrow, donde unas 4.000 personas se vieron perjudicadas por alteraciones de sus planes de viaje.
La compañía canceló seis vuelos entre Londres y aeropuertos españoles, si bien los pasajeros afectados pudieron ser reubicados en otros vuelos.
Una portavoz de BA atribuyó el caos a «una escasez de personal» de tierra, ya que la compañía cuenta con 150 empleados de facturación y etiquetado menos de lo habitual.
«Estamos contratando a 240 nuevos trabajadores», explicó la portavoz, al precisar que esos trabajadores aún no se han incorporado a sus puestos por los controles de seguridad de la compañía sobre los nuevos empleados.
Miles de empleados de facturación y los maleteros habían votado en favor de una jornada de paro el próximo fin de semana para lograr un aumento salarial, pero en los últimos días alcanzaron un acuerdo con la dirección de BA para desconvocar la protesta.
Las cancelaciones, que ocurrieron en una de las semanas con más tránsito aéreo del año por el final de las vacaciones de agosto, dieron pie a numerosas escenas de caos y desesperación en Heathrow, el mayor aeropuerto de Europa.
Los problemas en el aeródromo londinense comenzaron en la tarde del lunes, cuando tres vuelos transoceánicos con destino a Estados Unidos (Chicago, Nueva York y Filadelfia) tuvieron que ser cancelados por problemas técnicos.
La atención que se tuvo que prestar a los pasajeros afectados por estas suspensiones repercutió en la cancelación de otros 22 vuelos de corta distancia y en el retraso de otros tantos, lo que trastornó el lunes los planes de viaje de, al menos, 5.000 pasajeros.