OTR/PRESS-JERUSALÉN
El fiscal general de Estado de Israel, Menachem Mazuz, anunció ayer
que no presentará cargos formales por corrupción contra el primer
ministro, Ariel Sharón, ni contra su hijo Gilad en el llamado 'caso
de la isla griega' por falta de pruebas contra ellos.
La decisión no sorprendió en Israel y dos diputados de la oposición anunciaron antes de conocerla oficialmente que la recurrirían ante el Tribunal Supremo, mientras otros opinan que ahora que Sharón está libre de culpa es el momento de que los laboristas entren en la coalición de Gobierno. «El testimonio en este caso no nos lleva a la conclusión de que haya base para la acusación», dijo Mazuz. «El caso contra Sharon y su hijo Gilad se cerrará por falta de pruebas», añadió. El fiscal hizo hincapié en que el primer ministro no se está beneficiando de un trato especial y que el cierre del caso se debe sólo a que las pruebas contra él son «débiles».
El pasado marzo, la ex fiscal estatal Edna Arbel recomendó procesar a Sharon por este caso, que se remonta a finales de los noventa. El primer ministro es sospechoso de haber beneficiado al empresario David Appel, que le propuso ofrecer a su hijo Gilad un contrato millonario de tres millones de shekel (unos 700.000 dólares) como asesor en un gigantesco proyecto que preveía la compra de una isla griega para convertirla en un centro turístico. Sharón era en aquel momento ministro de Exteriores del Gobierno de Bejamin Netanyahu y las sospechas de la Fiscalía recaían en si se valió de su influencia para impulsar el proyecto de Apel ante el alcalde de Atenas, que visitó Jerusalén en julio de 1999.Appel fue acusado formalmente en enero por un tribunal de Tel Aviv de haber ofrecido un soborno a Sharon, cuando era titular de Exteriores, y a su 'número dos', el actual ministro de Comercio e Industria Ehud Olmert, ex alcalde de Jerusalén. Su acta de acusación no precisaba, sin embargo, si Sharon y Olmert aceptaron el soborno.