En sus primeras declaraciones como jefe de Estado, Al Yawer llamó a la unidad, pidió la entrega de soberanía y prometió «el imperio de la ley», un triple objetivo para cuyo cumplimiento no le faltaran obstáculos, tanto internos como externos. «Mi compromiso es defender las aspiraciones del pueblo en un estado democrático bajo el imperio de la ley», dijo Al-Yawer en la ceremonia oficial de su elección como nuevo mandatario por el antiguo Consejo de Gobierno, que poco después anunciaba su disolución.
Al acto asistieron representantes de Estados Unidos y Gran Bretaña, principales países ocupantes, así como el enviado especial de la ONU para Irak, el diplomático argelino, Lajdar Brahimi, a quien Al-Yawer pidió que Naciones Unidas garantice un traspaso completo y rápido de la soberanía a los iraquíes por medio de una resolución del Consejo de Seguridad. Poco antes de la ceremonia, el designado nuevo primer ministro, el chií Iyad Alaui, daba a conocer su Ejecutivo, compuesto por 26 ministros y que asumirá el poder el próximo día 30 de junio, sin que se sepa a ciencia cierta quién se encargará de la seguridad a partir de entonces. Lo único claro es que se ha tendido a buscar un equilibrio étnico ya que los dos vicepresidentes serán uno chií y otro kurdo.