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La policía saudí pone fin al secuestro y ataque de Al Qaeda y cifra en 22 los muertos

Nueve de las víctimas, de 10 nacionalidades, habrían sido degolladas por el comando, formado por cuatro personas

Las fuerzas de seguridad descendieron sobre el tejado del edificio desde cuatro helicópteros.

EFE-RIAD
Tras haber retenido a un grupo de rehenes que llegó a ser de casi 250 personas, occidentales, árabes y asiáticos, en el complejo residencial de seis plantas de Al Waha (El Oasis) los captores sufrieron la madrugada del domingo el asalto de fuerzas especiales de la policía saudí, que lograron detener sólo al jefe del comando, mientras que los otros tres pudieron huir con un coche robado. Los cuatro hombres habían intentado introducir un coche bomba en el complejo residencial, uno de los más lujosos de Jobar, donde se alojan ejecutivos de varias empresas petroleras, pero los guardias de seguridad se lo impidieron, tras lo cual se abrieron paso a tiros en el complejo y se hicieron con los rehenes.

El ministerio saudí del Interior, tras un bloqueo informativo de casi 24 horas, informó ayer de que el único terrorista detenido es «uno de los hombres más buscados del país», y que los demás son «criminales con antecedentes».

La versión ofrecida por el ministerio no aclara si los 22 hombres muertos por el comando -un estadounidense, un sueco, un italiano, un británico, un sudafricano, ocho indios, dos esrilankeses, tres filipinos, un niño egipcio de diez años y tres saudíes- fueron muertos a tiros o asesinados a sangre fría mientras estaban retenidos por sus captores.

Según Nizar Hijazin, un informático jordano que tambie estuvo retenido nueve de los rehenes retenidos desde ayer en la ciudad saudí de Al Jobar (este) fueron degollados por sus captores «cuando intentaron escapar» poco después de ser secuestrados.

Y es que la acción de estos hombres comenzó poco después de las siete de la mañana del sábado, cuando atacaron primero las oficinas de dos compañías petroleras, Apicorp y Petroleum Center, disparando contra los empleados, para emprenderla luego a tiros contra un autobús escolar (donde murió el niño egipcio) y por último contra un centro comercial, antes de dirigirse a El Oasis.
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