Las tropas estadounidenses que asedian la ciudad santa de Nayaf han suspendido ya las operaciones militares contra el clérigo radical chií Muqtada al-Sadr, pero no levantarán el cerco impuesto al núcleo urbano. Así lo anunció ayer en una rueda de prensa el portavoz militar en Bagdad de las fuerzas de ocupación, general Mark Kimmitt, quien subrayó que los soldados de su país se arrogan «el derechos a abrir fuego si son atacados». «El acuerdo de alto el fuego se negocia en términos similares al que se concluyó en la (conflictiva) ciudad de Faluya», al oeste de Bagdad, también asediada por las tropas ocupantes, explicó Kimmitt a los periodistas.
En la misma comparecencia ante la prensa, el portavoz de la Administración Civil de ocupación, Dan Senor, calificó de «signo positivo» la carta que el joven clérigo ha remitido a las tropas norteamericanas con una serie de condiciones para el alto el fuego. «Pero habrá que esperar a ver si pone en práctica los puntos que ha prometido», dijo Senor a los periodistas. «Tan pronto como la policía iraquí pueda asumir el control de la seguridad pública y restablezcan la ley y el orden, los soldados de la coalición se replegarán a sus bases cerca de Nayaf y sólo dejarán varias unidades en edificio de la Gobernación y las comisarías de la policía iraquí», explicó el portavoz. Agregó que «la coalición mantendrá la seguridad con patrullas».
Muqtada Al Sadr firmó ayer una carta en la que proponía una tregua a EE UU y se comprometía a retirar a sus milicianos del «Ejército del Mahdi» de los edificios oficiales de las ciudades santas chiís de Nayaf y Kerbala, y de la vecina Kufa, para permitir el regreso de la policía iraquí. Al mediodía, el Consejero de Seguridad Nacional iraquí, Muafaq al-Rubai, antiguo miembro del Consejo de Gobierno, anunció la suspensión de las operaciones de las tropas de Estados Unidos como parte de un plan para poner fin a las hostilidades contra la milicia de Al Sadr y terminar una cruenta ofensiva, que amenazaba los lugares más sagrados de los chiíes en Irak.