Al día siguiente del masivo voto de castigo al Gobierno en el primer test electoral desde la reelección de Chirac y la llegada de la derecha al poder en 2002, el silencio del Elíseo fue roto sólo por el más escueto de los comunicados.
El presidente «trabaja con el primer ministro» en las decisiones que habrá de tomar «en los muy próximos días», indicó su servicio de prensa, que confirmó que Raffarin se reunió con él por la mañana.
Como el jefe de Estado visita Rusia el próximo jueves y el viernes, los cambios en el Gobierno deberían producirse en breve. El opaco comunicado del Elíseo no levantó del todo el suspense sobre el futuro de Raffarin, pero las consultas en curso sobre la remodelación del Ejecutivo parecen apuntar a que siga en su puesto.
Entre las posibles hipótesis, se baraja que Chirac opte por mantenerlo para que lleve a cabo la impopular reforma anunciada del seguro de enfermedad, y que lo relevará tras las difíciles elecciones europeas de junio.
La presión sobre Chirac para dar ya las riendas del Gobierno al popular ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, que le «traicionó» en 1995 y aspira a la Presidencia en 2007, parece haberse reducido pues su omnipresencia en los mítines no salvó de la debacle a la UMP, creada como máquina de ganar y que se estrelló a la primera.
Lo que sí se da por seguro es una remodelación amplia del Ejecutivo, en el que se crearía un super Ministerio de cohesión social, un nuevo «leitmotiv» de Raffarin y la derecha.
El baile de coches oficiales a Matignon, sede del Gobierno, se aceleró por la tarde, con a bordo posibles ministrables o miembros del equipo que podrían ser llamados a algún ascenso, lo que reforzaba la hipótesis de que Raffarin puede continuar en su puesto.