FRANCE PRESS-TÚNEZ
Desde el «estupor» del presidente egipcio Hosni Mubarak, a la
reacción dura de los movimientos palestinos, arreciaron ayer las
críticas contra la decisión inesperada de Túnez de suspender la
cumbre árabe que debía comenzar hoy en esta capital.
La decisión del Gobierno tunecino de posponer sine die la celebración de la cumbre árabe prevista para hoy y mañana, un aplazamiento que no tiene precedentes ha puesto de manifiesto las divergencias entre los dirigentes árabes. En medio de la crisis, Egipto se ha apresurado a ofrecerse como sede de un próximo encuentro, que debe abordar el conflicto israelo-palestino y la reforma de la propia Liga Arabe.
Por lo pronto, la decisión de Túnez pone en evidencia las discrepancias en el seno de la Liga y supone un hito en la historia de la organización, que se expone a su peor crisis. La reacción de su secretario general, Amro Musa, no pudo ser más explícita.
Según dijo a la agencia oficial egipcia Mena, «la decisión de aplazar la cumbre tendrá consecuencias peligrosas sobre la acción árabe común».«No debemos hacer asumir sólo a Túnez la responsabilidad» de la postergación «porque todas las posturas árabes comparten esta responsabilidad», agregó Musa, que consideró que «la situación es grave» y que «es necesaria una acción inmediata», aunque de forma discreta criticó el gesto de Túnez.
Según dijo, «Egipto es capaz de dirigir esta acción» y «el presidente en ejercicio de la cumbre, el jefe de Estado tunecino Zin el Abidin Ben Alí, y los otros presidentes árabes pueden desempeñar un papel junto con el presidente egipcio Hosni Mubarak para hacer frente a los peligros».