AFP-MOSCÚ
Un atentado cometido ayer con una bomba en un túnel del metro de
Moscú, en hora punta, causó al menos 39 muertos, inmediatamente
después de lo cual el presidente Vladimir Putin denunció el
«terror» que siembran en Rusia los independentistas chechenos y
aseguró que seguirá siendo inflexible. «Según los últimos datos
disponibles, 39 personas murieron y 122 fueron hospitalizadas»,
declaró el responsable de la célula de crisis, el viceministro del
Interior Alexandre Chekalín.
Los equipos de rescate que trabajan en el lugar destacaron lo difícil que es dar un balance definitivo y afirmaron que el número de muertos podría llegar a 50, mientras se intentaba identificar los trozos de cuerpos encontrados.
Los testigos contaban lo que vivieron en el momento de la explosión sucedida a las 08H32 local (05H32 GMT) entre las estaciones de Avtozavodskaya y Paveletskaya, en el segundo vagón de un tren que se dirigía al centro de la ciudad.
«El tren estaba repleto. Hubo una deflagración y enseguida se llenó todo de humo. En el túnel, vimos cuerpos y fragmentos metálicos», declaró a la AFP, llorando y con el rostro ennegrecido, Anna Kolmikova, una funcionaria de 51 años. «Saltamos a la vía. Vi brazos y piernas arrancados y mucha sangre. Se oían gritos y gemidos», contó Yuri Dorofev, que estaba en el primer vagón. Decenas de ambulancias y camiones de bomberos se trasladaron al lugar.
Putin reaccionó condenando el terrorismo internacional que calificó de «peste del siglo XXI». Afirmó que no tenía duda alguna de que el líder independentista checheno Aslan Masjadov «y sus bandidos» estaban «relacionados con este horror». «Rusia no negocia con los terroristas, sino que los elemina», advirtió una vez más.