FRANCE PRESS-LONDRES
El primer ministro británico, Tony Blair, se enfrenta de nuevo a
una semana crucial. Por un lado, la Cámara de los Comunes votará la
controvertido inmposición de las tasas universitarias, una medida
que divide una vez más a los laboristas y que ha provocado el
rechazo de gran parte de sus ministros a la iniciativa de Blair.
Por otro, se darán a conocer las esperadas conclusiones del juez
Hutton sobre la muerte del científico David Kelly, que
aparentemente se suicidó después de haber sido señalado como la
persona que filtró a la BBC la noticia de que el Gobierno había
manipulado un informe sobre las armas de destrucción masiva
iraquíes.
El Gobierno de Blair afronta además la semana especialmente debilitado por los resultados de los últimos sondeos, que muestran un apoyo muy minoritario de los electores a su gestión, de apenas el 26 por ciento, frente a un 62 por ciento de descontentos, y que otorgan a los conservadores sus mejores resultados en los últimos once años.
La votación de la controvertida imposición de las tasas universitarias, que para empezar tiene divididos a los laboristas, será una prueba de fuego para Blair. Por un lado, algunos responsables educativos piensan que el Reino Unido tiene demasiados estudiantes universitarios y que parece lógico imponer las tasas. Por el otro, quienes rechazan la medida advierten de que serán las clases más bajas las que vean restringido su acceso a la universidad, lo que producirá más diferencias sociales.
Una encuesta publicada por la Association of Graduate Recruiters y recogida por 'The Independent' muestra que más de dos terceras partes de los empleadores de universitarios creen que el Reino Unido tiene demasiadas personas con estudios avanzados. Al ser preguntados sobre si el incremento de los universitarios modificó los criterios laborales de este sector, el 60 por ciento de los encuestados dijo que sí.