JOSÉ MANUEL SANZ-BRUSELAS
«Los hechos de ayer (del martes) indican claramente que la
situación actual ya no es satisfactoria», afirmó el presidente de
la CE, Romano Prodi, al día siguiente de la polémica decisión por
la que los ministros europeos de Finanzas suspendieron la
aplicación a Alemania y Francia de las sanciones previstas en el
Pacto de estabilidad. Desautorizada por los ministros, la Comisión
Europea se limitó a lamentar ayer, nuevamente, el acuerdo del
Consejo Ecofin, y a advertir de que será necesaria «una vigilancia
muy estrecha» si se pretende, con los compromisos de ayer, evitar
que los dos países incumplidores vuelvan a violar el techo de
déficit en 2005, por cuarto año consecutivo.
El Consejo acordó el martes, con el voto en contra de España, Holanda, Finlandia y Austria, no pasar a la siguiente fase de los procedimientos de déficit excesivos abiertos contra las dos primeras economías europeas por mantener tres años consecutivos en «números rojos» sus cuentas públicas. La decisión ha supuesto un duro golpe para la Comisión, ha erosionado todavía más la credibilidad del Pacto alcanzado en 1997 para garantizar la estabilidad del euro y ha dividido a los socios de la UE.
Ayer Prodi dejó claro que la decisión del Consejo supone aceptar simplemente los compromisos de reducción del déficit previstos por ambos países en sus respectivos proyectos de presupuestos nacionales. La CE había solicitado, en cambio, un esfuerzo mucho mayor porque los dos países «corren serio riesgo de que el déficit permanezca por encima del 3% del PIB por cuarto año consecutivo, en 2005».