CHEMA ORTIZ-NUEVA DELHI
La suspensión del Parlamento durante dos semanas y el cese de tres
ministros por la presidenta de Sri Lanka, Chandrika Kumaratunga,
junto a los movimientos militares en la isla, crean una grave
crisis institucional. Los sucesos han ocurrido mientras el primer
ministro, Ranil Wickremesinghe, rival político de Kumaratunga, se
encuentra en Washington para tratar con las autoridades
estadounidenses la propuesta de paz presentada el viernes pasado
por la guerrilla secesionista de los Tigres de Liberación de la
Patria Tamil.
Según dijeron diplomáticos destacados en el Sur de Asia, «las medidas adoptadas hoy (ayer) podrían estar planeadas por Kumaratunga y su grupo, el Partido de la Libertad de Sri Lanka, con el apoyo de los militares, para convocar elecciones adelantadas e intentar arrebatar la mayoría parlamentaria a Wickremesinghe».
La presidenta ostenta la Jefatura de las Fuerzas Armadas y amplios poderes ejecutivos y ha acusado a Wickremesinghe de hacer «demasiadas concesiones» en busca de la paz a los tamiles. Al tiempo que se conocía la destitución de los tres ministros, el Ejército ceilanés tomaba posiciones junto a la radio y la televisión nacionales y las infraestructuras esenciales del país, «para evitar incidentes indeseables», según dijeron mandos militares.