EFE-BRATISLAVA
Desde hace varias semanas la salud del Pontífice, de 83 años, ha
sufrido un fuerte retroceso y ayer se pudo comprobar, entre otras
cosas, por el tiempo que tardó en descender del avión -más de 20
minutos- que le trajo a la capital eslovaca en su tercer viaje, de
cuatro días de duración, a este país centroeuropeo.
Cuando fue saludado por el presidente, Rudolf Schuster, el Papa Wojtyla presentaba ya un aspecto agotado y le costaba hablar. El Pontífice escuchó los himnos de los dos Estados sentado, cuando siempre ha intentado ponerse de pie, y cuando comenzó a hablar le costaba respirar, teniendo que descansar algunos segundos para seguir con su discurso, cuya lectura no se entendía. Pero no pudo y antes de acabar el tercero de los seis párrafos del texto tuvo que dejarlo, prosiguiendo con la lectura el obispo local. Al llegar al último párrafo, Juan Pablo II hizo un esfuerzo sobrehumano para terminar el texto.
La recaída del Papa se produce tras un año en el que su salud se recuperó de manera sorprendente. Su estado actual recuerda su viaje de mayo de 2002 a Bulgaria, donde apenas pudo dar dos pasos, se le vio sufrir, casi se ahogaba al hablar y tuvo que ser ayudado para leer las homilías y discursos.