RUTH HERNÀNDEZ / ANA GEREZ
Dos años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre,
perdura un sentimiento de impotencia y dolor entre familiares,
amigos y ciudadanos, que ayer rindieron memoria a las víctimas. «Es
un dolor muy grande», dijo la dominicana Carmen García, residente
de Brooklyn, quien aseguró que «cada día es peor» y que siente
«mucha tristeza» por la pérdida de su hija de 21 años, cuyos restos
nunca fueron recuperados por los equipos de rescate.
«Perdimos 23 policías de la unidad de emergencias y 14 eran mis amigos. Lo que pasó jamás se olvidará», declaró Carlos Hernández, policía de la unidad canina, contento de que «nos podamos unir en un día como éste». Hernández, quien se encontraba en Long Island cuando escuchó la noticia de los atentados y llegó a Manhattan antes de caer la segunda de las Torres Gemelas, es una de las muchas personas que trabajó en las labores de rescate o perdió compañeros en la tragedia y que ayer asistió al acto.
Miles de personas, unidas por el dolor y la solidaridad, abarrotaron ayer la llamada «zona cero» para asistir a la ceremonia oficial o al menos depositar unas flores en el lugar del siniestro. La ceremonia tuvo lugar en el gran agujero de casi 6,5 hectáreas que dejó la destrucción del complejo urbanístico que formaba el World Trade Center, convertido ahora en un gran área en reconstrucción.