EFE-NAYAF
El acto terrorista se produjo al estallar al menos un coche bomba
frente en la mezquita del imán Ali, el lugar de Irak más sagrado
para los chiíes y donde el dignatario acababa de presidir la
plegaria de los viernes, a la que habían asistido miles de
creyentes.
El estallido sembró el pavor entre los fieles, muchos de los cuales, heridos y con manchas de sangre en sus camisas y pantalones, comenzaron a gritar «¡Dios es grande!», mientras otros acusaban de la masacre al ex presidente iraquí Sadam Husein, en paradero desconocido desde su caída el 9 de abril.
Tres automóviles quedaron carbonizados a la entrada del templo y algunos testigos aseguraron que escucharon más de una explosión.
Tras los primeros momentos de confusión se inició el traslado de las víctimas al hospital universitario Sadam, uno de cuyos responsables, el médico de urgencias Ali Al Nayam, dijo que «al menos ochenta personas» habían muerto en la matanza.