El Pentágono investiga una extraña ola de neumonía que ha causado dos muertos y ha afectado a más de un centenar de sus soldados en Asia, en especial en Irak, en un episodio que ha reabierto los temores sobre el «síndrome del Golfo». Según explicó ayer el coronel Robert DeFraites, del cuerpo médico militar, quince del centenar de soldados afectados necesitaron respiración artificial y dos de ellos murieron.
Los casos, según puntualizó el mando, comenzaron a surgir en marzo y el último se detectó el pasado 30 de julio, sin que hasta el momento se haya podido establecer ninguna conexión entre ellos.
Aunque el número de casos totales se encuentra dentro de lo normal para la cifra de tropas desplegadas -cada año reciben tratamiento por neumonía entre 400 y 500 soldados estadounidenses-, sí son causa de preocupación para el Pentágono los quince casos más graves, tanto por su concentración geográfica como por la intensidad con la que les ha afectado.
Po otra parte, el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld se congratuló ayer de los avances logrados en Irak, tanto en el plano militar como civil. Advirtió sin embargo que «el éxito llevará tiempo; exigirá paciencia y habrá ataques y las dificultades deberán ser superadas», agregó.
Ayer murió el primer civil estadounidense al estallar una bomba al paso del camión que conducía en las proximidades de la ciudad iraquí de Tikrit, al norte de Bagdad. De acuerdo con las fuentes, la bomba fue accionada por control remoto cuando el camión -que formaba parte de un convoy de cinco vehículos que venía de Bagdad- pasaba por un lugar situado al norte de Tikrit.