El presidente de EEUU, George W. Bush, ofreció ayer su pri mera conferencia de prensa formal en casi cinco meses para hacer un repaso general a la actualidad nacional e internacional, antes de iniciar sus vacaciones de verano.
Irak, Afganistán, la lucha contra el terrorismo, el proceso de paz de Oriente Miedo, la marcha de la economía e incluso la polémica sobre el derecho a casarse de los homosexuales fueron los asuntos que abordó Bush antes de emprender un largo descanso.
Su última comparecencia de este tipo ante la prensa fue el pasado 6 de marzo, dos semanas antes del inicio de la invasión de Irak, asunto que centró buena parte de la rueda de prensa de ayer, en un momento en que la posguerra sigue planteando muchas incertidumbres.
Mirando atrás, Bush expresó su convicción de que invadir Irak para derrocar a Sadam Husein fue la decisión correcta y que «así lo demostrará la Historia», y se mostró confiado en que al final «se sabrá la verdad» sobre las armas de destrucción masiva.
«Sadam Husein era una amenaza. La ONU le veía como una amenaza (...) y mis predecesores le veían como una amenaza», afirmó Bush, que evitó entrar en la polémica sobre la incapacidad para encontrar los supuestos arsenales químicos y biológicos de Bagdad.