FERNANDO PAJARES-LONDRES
La más que probable muerte, en circunstancias misteriosas, del
científico británico David Kelly es una tragedia que puede
transformarse rápidamente en un escándalo político de consecuencias
imprevisibles. Aunque no habrá confirmación oficial de la muerte
hasta hoy, la policía ya presentó sus condolencias a la familia de
Kelly, el asesor del Ministerio de Defensa sospechosos de haber
declarado a la cadena pública de televisión BBC que el Gobierno
exageró la amenaza iraquí para justificar la reciente guerra en el
golfo Pérsico.
El cadáver de un hombre que, según un portavoz de la policía, «coincide con la descripción del doctor David Kelly», apareció ayer a unos ocho kilómetros de la casa de éste en la localidad de Abington, al oeste de Londres. La oficina del primer ministro británico, Tony Blair -quien está de visita oficial en Tokio-, ha anunciado ya que, si se confirma que el fallecido es Kelly, habrá una investigación judicial independiente.
La alarma entre la clase política del Reino Unido es tal que el líder de la oposición conservadora, Iain Duncan Smith, ha sugerido al jefe del Gobierno que acorte su gira internacional para regresar de inmediato a Londres. Kelly, de 59 años, casado y con tres hijas, biólogo y ex inspector de armas de la ONU en Irak, dijo a su esposa el jueves por la tarde que salía de la casa para dar un paseo. Ya no volvió.