El canciller alemán, Gerhard Schröder, anunció ayer la determinación del gobierno de adelantar en un año la reforma fiscal con el objetivo de impulsar el crecimiento económico, aunque para ello deberá contar con el apoyo de la oposición que tiene la mayoría en una de las dos cámaras.
Esta es una de las principales conclusiones de la reunión que celebró la coalición gubernamental.
«Queremos emitir desde aquí una doble señal y es que el gobierno alemán hace algo por la consolidación financiera pero también algo por impulsar el crecimiento», dijo Schröder en una rueda de prensa celebrada al aire libre en los jardines del Castillo de Neuhardenberg, en Brandeburgo.
La decisión, que deberá superar todavía todas los trámites parlamentarios, supone adelantar al 2004 las rebajas fiscales previstas inicialmente para el 2005, con lo que tipo máximo del impuesto sobre la renta se reduciría de actualmente 48,5 al 42 por ciento y el mínimo del 19,9 al 15 por ciento.
El adelanto de la rebaja impositiva supone previsiblemente un alivio fiscal de en torno a 18.000 millones de euros en 2004, lo que el canciller tradujo en un diez por ciento menos de impuestos para el contribuyente y además en 10.000 millones de euros más en las arcas de las pymes, a las que también afectada la reforma.
Aunque Schröder recalcó que espera que el contribuyente aproveche ese diez por ciento adicional de liquidez para consumir más, algunos políticos de la propia coalición, como el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Franz Müntefering, han reconocido que la medida tiene sobre todo un efecto «psicológico».