La OTAN aprobó ayer una reforma drástica de su estructura de mandos y el concepto militar de su Fuerza de Reacción Rápida, claves para que la Alianza pueda responder a las nuevas amenazas, como el terrorismo, en cualquier lugar del mundo. Los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica adoptaron en su reunión semestral una reforma radical de la estructura de mandos militares de la OTAN que reducirá casi a la mitad, en un 40 por ciento, el número de cuarteles generales en Europa.
El número de cuarteles generales subalternos pasará de 20 a 11 y el de Centros de Operaciones Combinadas Aéreas (COAC) se reducirá de diez a cuatro estáticos y dos móviles, según fuentes aliadas. Además, con esta reforma el actual mando supremo de las fuerzas aliadas en Europa (SACEUR) ampliará su zona de responsabilidad al océano Atlántico y se convertirá en el único cuartel general estratégico que cuente con dotaciones de responsabilidades operativas.
La OTAN intenta con esta reorganización disponer de una estructura militar más eficaz, flexible y desplegable, y que responda no a las necesidades de la defensa de la Guerra Fría sino a las nuevas amenazas como el terrorismo y las armas de destrucción masiva y facilite la intervención fuera de Europa, su radio tradicional de acción.