ESTHER MARTÍN - JERUSALÉN
El Gobierno de Israel, que aprobó ayer la «Hoja de ruta» para la
paz con los palestinos, tendrá que asumir varios retos al aplicar
esa iniciativa del Cuarteto de Madrid y enfrentarse con los
sectores ultranacionalistas, que la rechazan.
Veinticinco días después de que representantes del Cuarteto (Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y Rusia) presentaran el documento a Israel y a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el Gobierno de Ariel Sharon ha aceptado el texto bajo promesas estadounidenses de que «se tendrán en cuenta las inquietudes israelíes» respecto al plan de paz.
Los palestinos aceptaron casi de inmediato la «Hoja de ruta» pero Israel demoró hasta hoy su aceptación después de presentar 15 reservas al plan, ya que de lo contrario, indicaron funcionarios del Gobierno israelí, «no sería viable su aplicación» sobre el terreno.
Superados los obstáculos iniciales, israelíes y palestinos tendrán que aplicar sin demoras las medidas contenidas en la iniciativa de paz, que responde a la visión compartida por los miembros del Cuarteto para la «existencia de dos Estados, Israel y Palestina, conviviendo uno junto al otro en paz y seguridad».Con esa fórmula, se considera posible lograr el fin del conflicto entre ambos pueblos hacia el año 2005.
Al Estado palestino, que se creará en Cisjordania, Gaza y parte de Jerusalén, le precederá este mismo año, según la «Hoja de ruta», el establecimiento de un estado provisional con fronteras provisionales. Pero «la solución de dos Estados al conflicto palestino-israelí sólo se conseguirá mediante el final de la violencia, el terrorismo y la incitación, y cuando el pueblo palestino tenga un liderazgo que actúe de forma decisiva contra el terror y desee y sea capaz de construir una democracia basada en la tolerancia y la libertad», señala el plan de paz.
El documento, de ocho folios, aclara que Israel debe hacer «lo que sea necesario para posibilitar la creación de un Estado palestino y democrático», lo que además de la paz le valdrá la aceptación de sus vecinos árabes. En líneas generales, la «Hoja de ruta» consta de tres fases en las que aparecen un serie de medidas que ambas partes deben cumplir de forma escalonada para poder pasar de una a la siguiente.