AGENCIAS-WASHINGTON
Las fuerzas estadounidenses comenzaron a entrar ayer tarde en
Tikrit, el último feudo de Sadam Husein, donde aparentemente se
habrían refugiado los dirigentes iraquíes. Las tropas de EE UU
entraron en la ciudad sin encontrar apenas resistencia, según el
general Tommy Franks, aunque se produjeron combates a las afueras
de la ciudad, situada al norte de Irak. No obstante, otras fuentes
aseguran que el ataque, de gran envergadura, es apoyado por
helicópteros Cobra y aviones F-18.
Los intensos bombardeos aéreos se reanudaron anoche en los alrededores de Tikrit, después de algunas horas de interrupción, según constató un periodista de la agencia France Presse. Los ataques iban dirigidos contra el sur y el oeste de la ciudad, que se encuentra a oscuras, donde al parecer están desplegadas las fuerzas iraquíes. Todo ello con el fin de preparar el asalto terrestre.
Según varios testigos, las fuerzas estadounidenses tomaron posiciones al anochecer en las inmediaciones de la ciudad mientras ésta era sobrevolada por helicópteros.
Tikrit era la última ciudad de importancia que permanecía en manos de Sadam Husein. Franks anunció que ya no hay ninguna ciudad iraquí que siga bajo control del régimen de Sadam. «No conozco ninguna ciudad que quede bajo el control del Gobierno de Husein», señaló Franks, quien precisó que aunque las tropas de la coalición han evitado varias localidades, se dirigirán a cada uno de los lugares para asegurarse «de que no hay un último feudo en ellos del régimen iraquí».
«Nunca volverá a haber un régimen en Bagdad controlado por Sadam Husein o sus fieles. Este régimen es historia antigua para siempre. Es un éxito enorme», señaló por su parte el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld.
Tanto Franks como Rumsfeld destacaron que las tropas de la coalición se han topado en su camino hacia Tikrit con muy poca resistencia y que un gran número de personas han huido. De hecho, los jefes de las 15 principales tribus que permanecen en esta ciudad pidieron a las fuerzas estadounidenses el cese de los bombardeos sobre la ciudad para poder negociar una rendición pacífica. Incluso civiles armados en el centro de la ciudad afirmaron estar dispuestos a rendirse.
Mientras las tropas estadounidenses culminan con su entrada en Tikrit la conquista de Irak, los soldados en Bagdad tratan de restablecer el orden en la ciudad, convertida en un caos tras la caída del régimen de Sadam. Para tratar de suavizar la situación, las fuerzas estadounidenses comenzarán a poner en marcha patrullas conjuntas con la Policía iraquí.
Pero a pesar de los intentos de las tropas por controlar la ciudad, continuaron los saqueos y los disturbios. La Biblioteca Nacional de Bagdad, que albergaba originales de un valor incalculable, fue incendiada por un grupo de saqueadores.