Tropas estadounidenses entraron ayer hasta el centro de Bagdad y tomaron dos palacios presidenciales, pero al menos cuatro de sus soldados murieron en fuertes combates con las fuerzas leales al líder iraquí, Sadam Husein. Los militares estadounidenses describieron la operación, efectuada con más de 100 tanques y otros blindados, como una demostración de fuerza y dijeron que no se trataba del ataque final por la capital, donde viven cinco millones de personas, aunque al caer la noche permanecían en el centro de la ciudad.
Bagdad se convirtió en una ciudad dividida por un sangriento frente de batalla que separa el sur, bajo control de las tropas estadounidenses, del resto de la capital, donde el régimen iraquí mantiene a duras penas la autoridad.
Oficiales norteamericanos dijeron que esta acción fue diseñada para demostrarle a Husein que pueden atacar cuando quieran. Una columna de tanques y vehículos blindados ligeros de las fuerzas estadounidenses se abrió paso con relativa facilidad hasta el centro de Bagdad, pero dos infantes de Marina murieron y otros tres resultaron heridos cuando luchaban por el control de dos puentes en el este de la ciudad. Los Marines dijeron que sus compañeros cayeron a causa de «fuego amigo», cuando un proyectil disparado desde su propio lado cayó antes de la distancia buscada, lejos del objetivo.
Los Marines después cruzaron el río Diyala a pesar de que los iraquíes hicieron explotar dos puentes para retrasar el avance de los invasores.
En las últimas horas de la tarde se intensificaron los combates en Bagdad y las fuerzas iraquíes atacaron con artillería a las tropas estadounidenses que tomaron un complejo presidencial en la ribera occidental del río Tigris. «Los iraquíes están respondiendo», dijo la corresponsal de Reuters Samia Nakhoul. Un fotógrafo de Reuters dijo que proyectiles, aparentemente estadounidenses, estaban cayendo en los jardines del lujoso Rashid Hotel y en los alrededores del Ministerio de Información. Anteriormente, el teniente coronel estadounidense Pete Bayer dijo «Hemos capturado el principal palacio presidencial en el centro de Bagdad. Hay dos palacios en esa zona y hemos entrado a ambos».
El hotel Al Rachid es el más famoso de la capital y símbolo del odio de Sadam Husein a EE UU desde que hiciera instalar en el recibidor un mosaico con la efigie del ex presidente y padre del actual líder norteamericano, George Bush, que había obligatoriamente que pisar para entrar en el edificio.