OTR/PRESS-DOHA
El mando aliado analiza todas las opciones para hacerse con el
control de Bagdad, una operación que desea llevar a cabo con calma
y sin precipitaciones peligrosas, sobre todo tras la desagradable
experiencia de las fuerzas británicas en la ciudad de Basora. Los
aliados saben que tomar Bagdad y vencer la resistencia iraquí se
presenta como una operación realmente compleja, que requerirá una
gran coordinación entre todas las fuerzas y no poca prudencia, al
mismo tiempo no exenta de audacia a la hora de dar la orden
definitiva.
De momento, y una vez controlado el aeropuerto internacional Sadam (a 20 kilómetros de Bagdad), en cuyas inmediaciones aún se libran, no obstante, escaramuzas, la Tercera División de Infantería Mecanizada ha proseguido avanzando por el sur hacia la capital iraquí. Más al oeste, marcha en apoyo de estas fuerzas una columna integrada por la 101 División Aerontransportada, en tanto que por el este, la Primera y la Segunda Fuerzas Expedicionarias de «marines» están ya a las puertas de Bagdad.
En total, unos 30.000 soldados, reforzados por carros de combate de última generación «M1A1 Abrams» y vehículos blindados «Bradley» de apoyo a la infantería, equipados con ametralladoras pesadas. Por el aire disponen del respaldo de helicópteros de combate AH-64 «Apache» y el pequeño «Kiowa», muy útil para la lucha en un entorno urbano dada su maniobrabilidad, pero extremadamente vulnerable al fuego enemigo. El subdirector de Operaciones del Mando Militar central en Doha, general Vincent Brooks, manifestó que las fuerzas norteamericanas han establecido un dispositivo en torno a Bagdad cuya finalidad es «cercar y sellar todas las salidas para evitar que se escape ningún miembro del régimen».