AGENCIAS-MADRID/WASHINGTON
El Mando Central Estadounidense aseguró ayer que las bajas civiles
«son inevitables, como lo han sido a lo largo de la Historia». Las
declaraciones se realizaron horas después de que tuvieran lugar dos
incidentes en controles aliados cerca de la ciudad iraquí de Najaf
que costaron la vida de ocho personas, según el Pentágono, y de
diez según un periodista del «Washington Post» que presenció uno de
los incidentes registrados ayer.
En la tarde del lunes, los soldados de la Tercera División de Infantería estadounidense hicieron señales a un vehículo para que se detuviera. Al no obedecer, la primera reacción fue realizar unos disparos de intimidación. Luego el objetivo fue el motor y, finalmente, como el vehículo seguía avanzando, dispararon contra el interior del vehículo.
El comandante Charles Owens relató que cuando los soldados abrieron las puertas del vehículo encontraron a 13 mujeres y niños, de los que siete habían muerto por los disparos y otros dos habían resultado heridos.
Sin embargo, esta versión difiere de la narrada por el periodista del «Post» William Branigin, que acompañaba a la Tercera División en esos momentos. Según él, la tragedia ocurrió porque las tropas no avisaron a tiempo al conductor para que parara, y el número exacto de muertos no era de siete, sino de 10.
Branigin afirma que en furgoneta iban 15 civiles iraquíes que huían de la devatación de la guerra, y que, de los 10 que murieron, cinco de ellos eran niños menores de cinco años.
En cuanto al segundo incidente, todo según el Mando, un hombre iraquí fue abatido en un control en las afueras de Shatra, al sur del país, cerca de Najaf. Al parecer, se negó a detenerse cuando circulaba con su camioneta a gran velocidad, por lo que los soldados norteamericanos decidieron disparar.