EUROPA PRESS-BAGDAD
Más de 50 civiles iraquíes murieron ayer y otros tantos resultaron
heridos a consecuencia de un misil estadounidense que cayó ayer
tarde sobre un mercado popular en el oeste de Bagdad, en la mayor
matanza de civiles en la capital iraquí desde el inicio de la
guerra.
«La mayoría de las víctimas son mujeres, niños -al menos 16- y ancianos» y casi todos los heridos están graves, aseguró el director del hospital Al Nur, Harki Razuki. El bombardeo se produjo a media tarde de ayer en el 'suk' (zoco, mercado) de Al Nasr al Shaabi, nuevamente en Bagdad. Así lo explicó el director del hospital Al Nur, Harki Razuki, quien aseguró que no había ningún objetivo militar en la zona. Un responsable del Ministerio iraquí de Información fue el primero en anunciar este bombardeo.
El enviado especial de la cadena Al Yazira informó de 55 muertos y 49 heridos. «Un responsable iraquí nos ha afirmado que prosigue la búsqueda de personas atrapadas entre los escombros», añadió. Al Yazira mostró imágenes de cuerpos mutilados, de cadáveres de niños en la morgue y de mujeres llorando en un hospital. Las labores de búsqueda de víctimas proseguían anoche entre los escombros de Suq Nasser, en el barrio popular de Al Choola, en medio de los gritos y la indignación de los habitantes por una masacre ocurrida en el día santo musulmán.
La matanza tuvo lugar horas después de que otras nueve personas murieran y más de 30 fueran heridas cuando realizaban la oración del viernes en sus casas. El primer edificio alcanzado fue la sede local del gobernante partido nacionalista Baaz, pero las explosiones afectaron también a varias viviendas familiares. Los nuevos ataques se produjeron a continuación de que la ciudad sufriera la noche del jueves los bombardeos más intentos desde el comienzo del conflicto, que dejaron sin línea telefónica a un millón de hogares tras destruir las cuatro principales centrales de telecomunicaciones de la capital.
Los proyectiles también alcanzaron el Palacio Presidencial de Al Salam, en el centro de la ciudad, que era utilizado por Sadam para alojar a los jefes de estado extranjeros. Las bombas impactaron en otros edificios oficiales y una de ellas pulverizó uno de los extremos de la sede de los servicios secretos, a un centenar de metros del hotel Rachid, el más conocido y prestigioso de Bagdad.