El Tratado de Reducciones Estratégicas Ofensivas entre Rusia y Estados Unidos, el mayor logro en materia de desarme nuclear, se vio ayer amenazado por las «graves tensiones» entre Washington y Moscú a raíz de la guerra de Irak.
El ministro de Exteriores, Igor Ivanov, sugirió al Senado ruso aplazar la ratificación del llamado Tratado de Moscú, firmado con EEUU en mayo del 2002 y considerado la «piedra angular de las nuevas relaciones estratégicas» entre ambos países.
La semana pasada, la Cancillería llamó severamente la atención a la Duma por retirar de su agenda la ratificación del tratado, y ayer el Senado, a instancias del Gobierno, pidió a la cámara baja que apruebe el documento.
Las declaraciones de Ivanov, acompañadas de duras críticas a la «injusta» e «ilegal» guerra de Irak, echaron más leña al fuego en la escalada de tensión tras las acusaciones de EEUU de que Rusia ha vendido a Irak armas y equipos de interferencia electrónica que dificultan el avance anglo-estadounidense.Por si fuera poco, el titular de Exteriores indicó que, si EEUU y sus aliados descubren armas de exterminio en Irak, su procedencia deberá ser verificada por los inspectores de la ONU, en clara alusión a que Washington puede falsificar las pruebas.
El Tratado de Reducciones Estratégicas Ofensivas coronó la nueva amistad forjada por Moscú y Washington después de que Rusia se sumara con la campaña antiterrorista lanzada por EEUU tras el 11-S.