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Aznar advierte que es la última oportunidad para Sadam y la ONU

La cumbre de las Azores otorga a España el papel de mediador entre palestinos e israelíes

JOSÉ M. BLANCO Y J. C. ZAMORA
El presidente del Gobierno español, José María Aznar, hizo ayer una apuesta por el vínculo transatlántico como clave para un futuro en paz y en ese contexto subrayó que Irak está ante su última oportunidad para evitar lo que las Naciones Unidas le advirtieron por unanimidad. Es la conclusión que Aznar expuso en su comparecencia tras la cumbre de las Azores, que otorgó a España el papel de mediador en la puesta en marcha del proceso de paz entre palestinos e israelíes.

El jefe del Ejecutivo, flanqueado por Bush y Blair, recordó lo que la resolución 1.441 del Consejo de Seguridad de la ONU acordó por unanimidad, que Irak debe desarmarse o atenerse a serias consecuencias. La advertencia no ha sido atendida pese a los requerimientos continuos a ello y Aznar cree que se ha trabajado «hasta la extenuación» por lograr el mayor consenso posible de la comunidad internacional.

«Somos conscientes de que estamos ante la última oportunidad que expresamente manifiesta la resolución 1.441, adoptada por unanimidad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas», añadió Aznar, quien abogó por la responsabilidad de los gobernantes en un asunto que reconoció que es motivo de una gran preocupación para la opinión pública mundial. No ve el jefe del Ejecutivo español una salida alternativa al cumplimiento de las resoluciones de la ONU y, en especial de la 1.441, y, por ello, cree que el Consejo de Seguridad «no puede estar año tras año esperando que sus resoluciones se puedan cumplir».

«Esa es la mejor manera de acabar con el Consejo de Seguridad y con la credibilidad de las Naciones Unidas y nosotros no queremos que eso ocurra», precisó Aznar, para quien no hay equidistancia entre «ilegalidad e impunidad» y ningún «tirano» puede marcar las reglas de la legalidad de la comunidad internacional. Lejos de las interpretaciones realizadas en algunos medios, Aznar aclaró que la cumbre de Azores no pretendía impulsar «una declaración de guerra».
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