El Gobierno de Londres especificó ayer seis condiciones para que el régimen de Sadam Husein pueda evitar la guerra y dejó claro que, si la intervención militar se produce, las tropas británicas tendrán un papel activo junto al Ejército estadounidense. Pese a la amenaza de veto de Rusia y Francia, el primer ministro británico, Tony Blair, se mostró ayer decidido a llevar a votación próximamente la segunda resolución sobre Irak, en la que quiere incluir condiciones «muy claras» para que ese país demuestre que cumple con las exigencias de la ONU.
Entre esas condiciones, que Irak debería cumplir «en días», figuran la exigencia a Sadam Husein de que reconozca públicamente, en televisión, que ha escondido armas de destrucción masiva y que se comprometa a entregarlas. Otras reclamaciones al régimen iraquí supondrían la entrega de sus reservas de ántrax; la autorización para que treinta científicos de su país sean entrevistados fuera de Irak, y la promesa de destruir todos los misiles prohibidos por la ONU.
En un caldeado debate en la Cámara de los Comunes, Blair aseguró que se mantendrá «firme en el rumbo trazado» durante la crisis iraquí, después del «desencuentro» diplomático provocado por unas declaraciones del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld. Aunque posteriormente matizó sus comentarios, Rumsfeld dijo el martes que no estaba claro cuál iba a ser el papel de las tropas británicas destinadas en el Golfo Pérsico, en respuesta a una pregunta sobre la creciente oposición a la guerra en el Reino Unido.
Ayer, el ministro británico de Defensa, Geoff Hoon, afirmó que la contribución de las Fuerzas Armadas de su país a un posible conflicto sería «significativa». El primer ministro reafirmó que el Reino Unido no participará en una intervención armada contra Irak a menos que sea de interés nacional y reconoció que EE UU tiene capacidad para llevar adelante una intervención militar en solitario. Blair llamó a Rusia y Francia a «reconsiderar« su amenaza de veto a una segunda resolución de la Onu sobre Irak, afirmando que esos dos países amenazaban la unidad de las Naciones Unidas.
La ministra de Exteriores, Ana Palacio, afirmó por su parte que España no aceptará ampliar más que unos «pocos días» el plazo para que Irak cambie su actitud y espera que la propuesta de nueva resolución se vote como muy tarde el viernes, aunque no excluye retirarla ante la amenaza de veto francés.
Palacio explicó que los tres países promotores de una nueva resolución de la ONU sobre Irak están «valorando» la posibilidad de no presentar a votación su propuesta «incluso en el supuesto de tener un respaldo suficiente» en el Consejo de Seguridad, «sobre todo» a la vista de la disposición «tajante» de Francia a vetar esta iniciativa. La ministra precisó que «no hay tomada ninguna decisión», pero argumentó la posible necesidad de retirar la propuesta con el razonamiento de que «indudablemente un veto es algo que tiene consecuencias en el sistema de Naciones Unidas».