Los Quince se reúnen hoy en Bruselas para buscar un punto común que suavice sus discrepancias respecto a Irak, aunque la apuesta es muy fuerte. La UE intentará salvar los muebles de una mínima unidad y evitar el definitivo descalabro de sus planes para construir una política exterior común.
Los líderes de la UE apoyarán, con toda probabilidad, la opción de dar un tiempo suplementario a los inspectores de desarme de la ONU e intentarán poner sordina a sus fuertes divergencias en torno a la crisis de Irak.
El informe de los jefes de los inspectores de desarme ante el Consejo de Seguridad y las multitudinarias manifestaciones pacifistas del fin de semana en toda Europa han reforzado el campo de los que se niegan dentro de la UE a considerar una solución militar al problema iraquí.
Fuentes comunitarias y diplomáticas coincidían en pronosticar, tras estos acontecimientos, la aparición de una voluntad común entre los jefes de estado para acercar posiciones.
La cumbre podría concluir con la adopción de una posición común sobre Irak, que reflejaría nuevamente el apoyo a la misión de verificación que llevan a cabo los equipos de inspectores de la ONU, aunque endurecería el tono conminatorio hacia Bagdad.
El informe presentado por Blix y El Baradei el día 14 ante los miembros del Consejo de Seguridad ha robustecido el frente antibélico encabezado por Francia y Alemania, que cuenta ya con el respaldo de Bélgica, Austria, Luxemburgo, Finlandia, Irlanda y Grecia. Este último país, que si bien ha de situarse en un justo medio como corresponde a su papel de presidencia de turno de la UE, no oculta su rechazo a la opción militar.
En el lado más próximo a Washington y a las tesis de que el tiempo para la diplomacia se está agotando están Reino Unido, España, Italia, Dinamarca y Portugal. Suecia y Holanda formarían un pequeño dúo de «pragmáticos», susceptibles de bascular hacia cualquiera de los dos lados.
Jacques Chirac, se declaró ayer partidario del derrocamiento de Sadam Husein, pero hostil a una «nueva resolución» de la ONU, por considerar que si se alcanza el objetivo del desarme, «será debido en gran parte a la presencia del Ejército estadounidense sobre el terreno».